Con un autogol de Fabricio Silva al 73′, La Máquina consiguió la igualada 1-1 contra el Tibu
Ciudad de México.- La que significó una visita ante uno de los peores equipos de la Liga, terminó por convertirse en sufrimiento puro para Cruz Azul. La Máquina tuvo que venir de atrás para rescatar un empate ante Veracruz , mismo que continúa sin permitir respirar tranquilamente a Pedro Caixinha.
Con el empate, La Máquina suma ya cuatro encuentros de en el certamen sin ganar, mismos que los mantienen con nueve unidades y los cuales a su vez conservan las dudas en el equipo, manteniendo en el aire un futuro prolongado para el timonel portugués.
Veracruz dio muestra rápida de ser el único equipo sin anotar un solo gol en el torneo. Su ímpetu al frente lo demostraban. Por ello los minutos iniciales transcurrieron con unos Tiburones más propositivos y con el compromiso de encontrar un gol antes que Cruz Azul.
A pesar de que Sebastián Jurado, de buena actuación, salvó a los del Puerto al 7’ tras tapar un remate de Jonathan Rodríguez, fue Veracruz quien gozó de mejores oportunidades. Una de ellas a través de Cristian Menéndez, quien al 23’ quedó cerca de la anotación de no ser por una heroica atajada de Jesús Corona.
Pero lo que el arquero celeste evitó, se encargó de provocar minutos más tarde, pues al 29’, una mala salida del capitán cementero provocó que Kazim Richards encontrara un centro que terminó en la meta de La Máquina. Cruz Azul y Pedro Caixinha agonizaban.
La tensión crecía para la visita. Pedro Caixinha la percibía mejor que nadie. Era el momento de mostrar más. Con esa intención llegaron a la cancha Edgar Méndez, Milton Caraglio y Misael Domínguez para que, minutos después, Cruz Azul redujera la angustia al encontrar el empate en una jugada en la que terminó por ser Fabricio Silva quien empujó el balón en propia meta en un rebote.
El momento era de los celestes, que cerca estuvieron de la remontada, pero la falta de tino al frente, una de sus constantes fallas a lo largo de la temporada, se convirtió en una losa contra la cual los cementeros no pudieron ir en contra para conservar así la incertidumbre que rodea al equipo y a su técnico.