Hipódromo Político: Por: Carlos Cortez
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, la OCDE, a través de su Secretario General, el tamaulipeco José Ángel Gurría Treviño, mejoró sus pronósticos de crecimiento para la economía mexicana, y estimó que el Producto Interno Bruto crecerá este año 2018 en 2.5%, tres décimas más de lo que anticipó en noviembre pasado. Asimismo, el organismo señaló que en 2019 la economía de México crecerá 2.8%, cinco décimas más de lo previsto por los economistas del organismo seis meses antes. Sin embargo, ambos números son a todas luces insuficientes para las necesidades del país.
En enero del 2017, la OCDE señalaba que las ambiciosas reformas estructurales y las sólidas políticas macroeconómicas han asegurado la resistencia de la economía, sumamente abierta, ante las desafiantes condiciones mundiales. Sin embargo, el crecimiento no ha sido suficientemente incluyente para lograr mejores condiciones de vida para muchas familias mexicanas. Hoy las desigualdades de la economía han aumentado, entre una economía moderna y muy productiva en el Norte y el Centro, y una economía tradicional de menor productividad en el Sur. México podría reactivar el crecimiento al replantear la prioridad del gasto público respecto de infraestructura, capacitación, salud y reducción de la pobreza.
Esa es una buena noticia a medias. Y digo a medias, porque a pesar del limitado crecimiento del Producto Interno Bruto, y los números calificados como “buenos” en los indicadores macroeconómicos, la verdad que las finanzas familiares se encuentran en este momento en condiciones muy difíciles para la mayoria de las familias mexicanas.
Como dato adicional, le comento que el CONEVAL ha señalado que en los últimos ocho años, el número de pobres en México se ha incrementado en 3.9 millones, pasando de 49.5 millones en 2008 a 53.4 millones en 2016. La pobreza, pues, en la presente administración no solamente no se redujo, no solamente no se contuvo, sino que se incrementó para llegar a los 53.4 millones de pobres, de acuerdo con números oficiales. Ello significa que los programas oficiales de desarrollo social y atención a la marginación no han funcionado, lo que obligará a las nuevas autoridades federales que tomen posesión el próximo primero de diciembre a evaluar, corregir o rediseñar la estrategia del combate a la pobreza.
En otra de las vertientes de la economía mexicana, FORBES dice que invariablemente, la economía mexicana termina impactada por los ciclos electorales; lo que ha cambiado es el grado de afectación y el origen de las complicaciones. Por ejemplo, los factores externos adquirieron enorme peso en la economía mexicana a partir de que el entonces presidente Carlos Salinas firmó, en 1992, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con Estados Unidos y Canadá, en vigor desde enero de 1994, a raíz de lo cual el mercado estadounidense se convirtió en la prioridad para las exportaciones mexicanas.
Esa mayor interrelación de Mexico con el exterior se manifestó con toda su fuerza cuando, en el arranque del gobierno de Ernesto Zedillo, estalló una crisis que dejó al país sin liquidez debido a la salida de dólares, provocada tanto por la inestabilidad política como por el anuncio de una devaluación. El llamado “error de diciembre” hizo caer la economía cerca de 6%, la mayor caída en 30 años, devaluó el peso, colapsó el sistema financiero y requirió de una línea de crédito de 20,000 mdd de Estados Unidos.
Fernando López Macari, presidente del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas, ha sostenido en los últimos días que México seguirá creciendo a tasas cercanas al 2.3%, pese a la volatilidad y ello, asegura, mantiene al país lejos de una crisis económica. Sin embargo, López Macari detalló que 2018 será un año de incertidumbre por tres factores: la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la reforma fiscal de Estados Unidos y las elecciones presidenciales en México.
Consideró López Macari que el gran desafío del nuevo presidente será tener la capacidad de unir a los mexicanos, pues deberá gobernar un país que está dividido.
La consultora de riesgo, Eurasia Group publicó su perspectiva anual el pasado 2 de enero; en la cual describe desafíos desalentadores en el escenario global, y México ocupa un lugar en la lista de problemáticas alarmantes. En su análisis, “The Top Risk Facing the World in 2018”, la consultora considera que el escenario de riesgo previsto para este año es equivalente con el colapso económico de 2008.
De acuerdo con Euroasia Group, el primer gran riesgo y generador de mayor incertidumbre es la perdida de influencia global de Estados Unidos. El vacío de liderazgo mundial generado por las políticas proteccionistas impulsadas por el gobierno de Trump es aprovechado, en varios sentidos, por China. La consolidación exitosa del presidente chino, Xi Jinping, está llenando la brecha creada por el alejamiento del EE.UU. del multilateralismo, en áreas como comercio, inversión, tecnología y valores.
Finalmente, por si faltara algo, la cereza del pastel para la economía mexicana, la representa la amenaza de que este fin de semana podría incrementarse por parte de los Estados Unidos el arancel al acero y al aluminio mexicano, lo que estaría creando incertidumbre que, como ejemplo, esta mañana del jueves, incrementó el dólar a los veinte pesos con cuarenta centavos a la venta.
¿Habrá crisis de fin de sexenio? ¿De llegar Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República habría fuga de capitales? ¿Se firmará o no el TLC con Estados Unidos y Canada? ¿O se cancela? ¿México tendrá como país la capacidad de establecer canales comerciales con otros países del mundo que permitan garantizar que lo que se negociaba con América del Norte se siga comerciando con otras naciones?
Estamos a 31 días del proceso electoral, un proceso que para algunos ya está cantado y para otros podría dar sorpresas de último minuto. Lo malo, es que seguimos sin poder separar lo político de lo económico, lo que genera incertidumbres, nerviosismo y golpes certeros a la finanzas nacional. Ojalá y en esta ocasión las finanzas nacionales no estén vulnerables ante los dimes y diretes de la política mexicana.
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