ENTREGA NOMBRAMIENTO GOBERNADOR AMARICO VILLARREAL ANAYA A MARCELO OLAN COMO NUEVO JEFE DE LA OFICINA FISCAL DEL ESTADO

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Gobernador en Reynosa: La ausencia de Carlos Peña y el nombramiento de Marcelo Olan
Martín Díaz / La Nube


Dicen que “se nota cuando te quieren, pero cuando no se nota más”. Y vaya que se notó durante la visita del Gobernador de Tamaulipas, Américo Villarreal, a Reynosa este lunes. El alcalde de Reynosa, Carlos Peña, brilló por su ausencia en los eventos del gobernador en su propio municipio. La pregunta es inevitable: ¿No lo invitaron o simplemente despreció la invitación? Cualquiera que sea la respuesta, es una pésima señal para un alcalde que gobierna con 24 amparos bajo el brazo y con el riesgo constante de ser detenido en cualquier momento.
Durante la gira, el gobernador entregó el nombramiento al Lic. Marcelo Olán como nuevo jefe de la Oficina Fiscal del Estado. Un nombramiento que no puede ser visto más que como una bofetada directa al rostro de Carlos Peña. No olvidemos que Olán es quien denunció a Peña hace tiempo, una acción que tiene al alcalde muy cerca de la cárcel. Este nombramiento es como un misil teledirigido, señalando el inicio de lo que podría ser la debacle del famoso Makiato, ese régimen que tanto daño le ha hecho a Reynosa.
Si Peña fue invitado y decidió no asistir, estamos viendo un desplante monumental, una muestra de desdén hacia la autoridad estatal. Si no fue invitado, la situación es aún peor, demostrando que el gobernador no lo considera digno de estar presente, evidenciando una fractura política severa.
Un alcalde con 24 amparos para evitar la cárcel no está precisamente en una posición de fortaleza. La presencia de Marcelo Olán, quien levantó denuncias en su contra, es un recordatorio de que la espada de Damocles pende sobre su cabeza. El “Makiato” está en una situación cada vez más insostenible, y este nombramiento parece ser el primer clavo en su ataúd.
¿Qué sigue? ¿Cuánto tiempo más podrá Carlos Peña mantenerse en el poder bajo estas circunstancias? La respuesta parece clara: no mucho. Y mientras tanto, Reynosa sigue pagando el precio de ser gobernados por una familia ambiciosa y sedienta de poder.